Has jugado este extraño juego antes, una y otra vez, cuando vuelas como un súper héroe, alcanzas a forjar hazañas imposibles y besas los labios de la princesa de cuento de Hadas, para luego despertar en la triste realidad con tu cuerpo completamente descansado pero ansioso por volver a aquel hermoso sueño, tan satisfactorio…
Pero solo han rasgado la superficie de aquella extraña atmosfera, controlada por los rapiñadores que cada noche se alimentan de toda la energía mental que les provees con tus viajes oníricos, creados por los dioses Ytligh [Ψ] y Deyahnira [δ] respectivamente, son los dioses menores que controlan todos los sueños de los seres vivientes, tanto mortales como perpetuos.
Lhakínnea con sus enormes cuernos de señoría Dhrágol absoluta y sensuales curvas seductoras para preparar la telaraña trampa que induce el sueño imposible de evitar como el veneno de la más mortífera viuda negra, y El Ente, extraño y misterioso ser dotado del manto brumoso de lo incierto y de la fruta podrida del estímulo onírico, lista para ser consumida, preparándote para aquellos viajes entre el placer, la locura o la más horrible pesadilla.
Has jugado este extraño juego antes, una y otra vez, cuando abominaciones que no puedes ver te torturan el cuerpo y la mente con frases que nunca podrás entender mientras tus pies quedan inmóviles por algo invisible que te impide huir de aquel aquelarre de horror, para luego despertar en la hermosa realidad con tu cuerpo completamente agitado por el latir galopante de tu corazón pero feliz por haber logrado escapar de tal pesadilla, tan repulsiva…
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