Aquel día, la Diosa del ingenio, las artes, la locura y el caos absoluto, hizo gala de toda su infinita e inestable belleza agridulce, desatando a través de su pasmosa indiferencia, una vorágine que sería recordada por siempre en toda la historia del Universo Primordial, su reluciente semblante no reflejaba culpa, tristeza, enfado o frustración alguna, solo una perpetua sonrisa con la mirada perdida en el infinito del horizonte de aquel atardecer eterno tan característico de su plano dimensional, “La Sinfonía del Delirio”.
Y todas las criaturas de su reino astral se presentaron para recibir a su delirante Princesa del ingenio, tal como solían suceder cada vez que ella se manifestaba en aquel sitio tan específico, La Musa Inspiradora preguntó a su Diosa:
“Mi Señora Deyahnira [δ]… ¿Con qué soneto le apetece deleitarnos la tarde de hoy?..”
Deyahnira [δ] bajo ligeramente su cabeza, cerró los ojos y suspiro, por un breve instante guardo un sepulcral silencio que confundió a toda su audiencia, luego tomo su tesoro etéreo, “La Flauta del Frenesí”, y justo antes de empezar a soplarla le respondió:
“Hoy escucharan algo completamente inédito, que está sucediendo ahora mismo, en mi cabeza y en muchos planos del universo primordial…”
Entonces el endiablado instrumento de viento empezó a sonar al ritmo de una melodía suave, lenta, sombría, llena de muchos matices emocionales al mismo tiempo, culpa, tristeza, enfado o frustración, quien sabe realmente que eran, lo único cierto es que con cada progreso de aquellas enigmáticas notas musicales, imágenes de un suceso terrible se materializaban en la mente de su dueña eterna, mientras todos sus súbditos seguían embelesados escuchándola tocar, y ella permanecía serena, inmutable, concentrada y consagrada totalmente a su acto de arte, abstraída de todo el caos ajeno a su hermoso y onírico reino.
Porque mientras la Diosa Deyahnira [δ] continuaba deleitando con aquel recital, en “El Borde del Universo Errante”, su Padre, el Dios Lhymbo [λ] libraba una caótica batalla con Venngher [β], la nueva divinidad consagrada para regir la terrible Emoción Bermeja, también conocida como “Ira”. En los confines más lejanos de “Eternidad”, la Diosa Ahlbba [α] recibía la indeseada visita de otro nuevo ser todo poderoso y muy hostil, portador de La Emoción Oscura, y que se hacía llamar Ytligh [Ψ], La Dama Oscura.
En un terreno neutral del Universo Primordial, la Diosa Lhákesys [ι] tenía un duelo verbal de ideologías con la Diosa Elyhátrix [ε], quien ahora era la amante de su hijo Odhra-Khaurus [Ω], corrompiéndolo a tal punto que este había decidido arribar a “Delicado Sonido del Trueno” para retar la autoridad absoluta de su Padre, el Dios Nébulah [ν], a través de un terrible duelo mortal que decidiría el destino de la rueda de sucesos estelares por venir y que fue conocido como “El Tercer Cataclismo Universal”.
El cambio se resume en caos y destrucción para poder transformar todo hacía una nueva era…
Transcripción de un extracto del libro: “Naephéllium-Xómbrah” - “La Rebelión del Universo”.