"Mientras sigo caminando por este sendero invisible, hay alguien que cubre mi espalda con su manto, mientras otro me empuja a seguir avanzando, más allá…"
Diezmado por las heridas del pasado y por los temores del futuro, El Eterno Infante continúa vagando por el sendero del universo atemporal creado de los recuerdos y las ilusiones, en la perpetua compañía de la pérfida Musa Inspiradora, siempre sedienta por el placer creativo, y del Guardián de lo Invisible, que ha seguido cada uno de sus pasos, tanto en el mundo real como en el etéreo, desde su nacimiento y hasta el momento que le toque alcanzar su fin.
La ausencia mortal de su mentor en el plano físico le recuerda como su antiguo maestro y este enigmático caballero invisible, siempre fueron la misma persona, aquel que le cuida y siempre le protege, incluso en el más allá del horizonte de sus propios sucesos, cuando llegue la hora de abrazar el vacío eterno y volver al estado primario de la nada, donde no existe certeza segura ni verdad absoluta.
"Quizás sea algo invisible por toda la eternidad, quizás pueda volverse visible cuando llegue la hora de pasar el ultimo portal, más allá…"
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